cuando piensas que un juego puede ser bueno y resulta serlo, es como cuando piensas que un juego será bueno y termina siéndolo, porque claro, no siempre te da por pensar que un juego será bueno y termine siendo bueno, porque es lo que hay, algo que piensas que será bueno y resulta serlo, denota que tienes buenos gustos, así que como tengo buenos gustos por pensar que este juego sería bueno, y que para sorpresa de nadie termine siéndolo, me deja en una muy buena posición a la hora de recomendar cosas, entre ellas... Este juego, porque claro, no siempre que piensas que un juego será bueno y resulta serlo, termina siendo un juego que efectivamente es bueno, ya que a veces piensas que será bueno y no lo es, pero cuando sí lo es, y además coincide con que pensaste que lo sería, se genera ese fenómeno curioso: el de tener razón en que un juego sería bueno y comprobar que lo fue. Y como tener razón en que un juego será bueno y verlo cumplirse demuestra, una vez más, que tengo buenos gustos, me reafirmo en mi posición de recomendar juegos que pienso que serán buenos y que, sorpresa, terminan siéndolo.
y claro, cuando recomiendas un juego que pensaste que sería bueno y termina siendo bueno, no es solo que el juego sea bueno, sino que tú también quedas bien por haber pensado que sería bueno y que efectivamente resultara bueno, porque no es lo mismo pensar que un juego será bueno y que luego no lo sea, que pensar que será bueno y que al final sí lo sea. Y es en ese punto, cuando el juego que pensaste que sería bueno resulta serlo, que se valida no solo el juego, sino también tu pensamiento inicial de que sería bueno, reforzando la idea de que tienes buenos gustos, y al tener buenos gustos, puedes recomendar más juegos que pienses que serán buenos y que seguramente, como este, terminen siendo buenos, porque si ya pensaste que sería bueno y fue bueno, ¿cómo no va a ser bueno lo próximo que pienses que será bueno y también resulte serlo?
y entonces, cuando finalmente piensas que un juego será bueno y resulta serlo, no queda otra más que aceptar que sí, que efectivamente pensaste que sería bueno y lo fue, confirmando que tu pensamiento de que sería bueno estaba bien fundado porque resultó ser bueno, y al ser bueno, quedó demostrado que tú también eres bueno pensando que sería bueno, porque el juego era bueno, lo pensaste como bueno y terminó siendo bueno.
Y ahí, justo ahí, en el punto exacto en el que lo bueno se junta con lo que pensaste que sería bueno y resultó ser bueno, no queda más que decir, con total certeza y sin temor a equivocarme:
este juego es bueno.
